jueves, 9 de enero de 2014

Torrot infantil (II) Calidad de un cromado

La inspección de cerca, nos dice que esta bici se ha disfrutado bien, y salvo algunas marcas en la pintura del cuadro, ésta no presenta problemas insalvables, más bien todo lo contrario. Está deseando revivir.


Los cromados están muy bien, por tanto el modo empleo para devolverle brillos, en este caso es sencillo. Los materiales que utilizo serán un lavado con detergente y estropajo. Rascaré con suavidad para evitar arañar el metal, así que antes dejaré en remojo la pieza un rato, y luego frotaré suavemente. Parece que no, pero el poder abrasivo del estropajo verde es potente cuando se trata con los cromados y si estos están en buen estado para qué arañarlos innecesariamente.


Los puentes de freno, son de calidad básica, unos Suari extra. Para este tipo de bicicletas de gama media, ni Torrot ni otros fabricantes se esmeraban mucho en los componentes, por algún sitio tenían que compensar calidad/precio.
Recuerdo aún lo mal que frenaba la bici que heredé de mi hermano y de la gran caída que tuve haciendo un poco el ganso tirándome de una cuestecita; por mucho que apretaba los frenos, éstos no me protegían, de hecho terminé encajada entre dos coches aparcados... y alguna que otra magulladura. Fué mi primer descenso, y no muy afortunado.



Pedal notario

Una pena que el par no sea Notario, ha sobrevivido sólo uno, el otro es algo más basto, pero va bien.


Una vez desmontados los guardabarros y lavados con detergente, toca el brillo. Utilizo lana de acero del 0000, o sea el hilo de lana más fino (los hay mas gruesos, idóneos para desbastar metales más oxidados, y este no es el caso). Pruebo con cierta suavidad por un lado para no rallar. Luego utilizo lija muy fina impregnada en el pulimento para eliminar alguna pequeña marca que se haya resistido, pero evitando malear el cromado; y como en este caso está bien hay poco que frotar. Una vez tratado con el pulimento, (que es el que se emplea para limpiar vitrocerámica), el resultado es este. 
Para sacar máximo provecho a este proceso, limpio con un trapo seco de algodón (no de fibra artificial).
Luego repito el mismo proceso con las herraduras de freno. La capa de cromado de los frenos es mínima,  así que, si me empleara fuerte con el uso del pulimento (que contiene cierto abrasivo limpiador) y la lana de acero, el pequeño recubrimiento de cromo que tiene desaparecerá, ya el espesor de éste es mínimo.
Por ello tengo sumo cuidado en el frotar sin pasarse, ya que puede aparecer el niquelado que hay bajo la mínima capa de cromo que tiene.
Hay que tener mucho cuidado, ya que a veces la capa de cromo es tan mínima que al frotar, cae, y adiós cromo.

Calidad de un cromado

La dureza y resistencia del cromado depende del proceso electrolítico al que se haya sometido el metal. El espesor de la capa de un cromado, depende, entre otras cosas, de la concentración de las mezclas de los ácidos y de los tiempos de inmersión. Sabemos que el coste de un cromado suele ser caro, y ello es debido al proceso que requiere; claro está que el proceso varía en función del empleo al que vaya a ser destinado el metal. No es lo mismo un cromado para un grifo que para un guardabarros, ni para un disco duro que para una pieza de un motor.
Hay un gran abanico de precios en los cromadores, y en ese coste lo lógico es que precio/calidad se correspondan con el resultado. Por lo poco que sé hasta ahora, existen muchas formas de hacer cromados, basados en la utilización de distintos tipos de ácidos.

El proceso de un cromado es un poco complejo, ya que para conseguir un buen resultado la pieza es sometida a tratamientos con ácidos, entre otros, sulfúrico y clorhídrico para dejar el metal pelado, luego se les da un pulido, se desengrasa y limpia para darles posteriormente un baño de cobre y níquel para que la pieza esté "receptiva"; después de esto, se les da otro baño más con ácidos, esta vez crómico y sulfúrico y posteriormente se neutraliza con un baño de carbonato sódico. Entre proceso y proceso las piezas son lavadas, con lo cual generan desechos contaminantes (metales) que van mezclados en las aguas de enjuague, además de los gases que emanan las reacciones electroquímicas a los que se la somete.
El proceso de galvanización se realiza mediante la inmersión de la pieza en una bañera con los ácidos a cierta temperatura y de unas piezas -normalmente de plomo-, denominados ánodos. La corriente continua se les suministra tanto al ánodo como a las piezas que serán tratadas (cátodos). Todos estos ingredientes reaccionan químicamente por la carga eléctrica al que son sometidos, logrando que el ácido se descomponga en cromo y se que pegue al cátodo; mientras en el ánodo, se desprenderá el hidrógeno del ácido crómico (H2CrO4).

Distinguir la calidad de los cromados (y de los metales que una bici tiene) es un dato a tener en cuenta a la hora de emplearse en ellos para su recuperación; un tratamiento inadecuado puede dar al traste la intención de rescatarlos.


El antes y después de esta herradura. Se puede apreciar en la herradura una vez limpia, que se me ha ido la mano al limpiarla, hay marcas de desgaste de la capa de cromo por  exceso de fricción, y eso que el trabajo lo realizo a mano. Si utilizara una pulidora de banco, probablemente se hubiera quemado todo el cromo.


Por ahora, el resto del material va quedando bien. Seguiremos mimando la Torrot para que quede guapa.


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