sábado, 8 de octubre de 2016

Manos a la obra (IV). Más madera

Nacho seguía avanzando en el lavadero de bicis y la fregadera, mientras tanto me puse con las maderas para forrar parte de una pared. El procedimiento es el mismo que hice con el mostrador: Dar tres pasos de lija a los listones. Antes preseleccioné listones para descartar los mas torcidos y evitar problemas a la hora de atornillar al tabique. 

La pared está algo desnivelada, tiene una pequeña panza que me obligó a trabajar más despacio -si cabe- para que el montaje no salga un churro. Coloqué algún que otro taquito de madera entre lama y lama para mantener horizontalidad y verticalidad. No fue difícil pero sí entretenido. Con el atornillador eléctrico encontré un gran aliado.

Poco a poco va tomando forma.

Una vez acabado, como remate, puse un listón fino.

Tras plantearme diversas fórmulas para recuperar el viejo mueble de la fonda, que está bastante deteriorado, me armé de valor y decidí echarle decapante al contrachapado. 
Con este recurso podría "echar a perder" el mueble pero había que probar... Necesité varias mañanas para eliminar la mugre que tenía impregnada. Una vez lavado, para quitar la capa de barniz probé con la lijadora pero no salía bien, para mas inri el contrachapado estaba muy frágil y con las vibraciones de la máquina, daba la sensación que se desmontarían las chapas de las puertas. Y así finalmente tras prueba error-acierto número uno, decidí decapar. Cuando eché el decapante sobre el barniz se formó una mezcla pegajosa que salía a duras penas gracias a la espátula y a la paciencia, era como rebañar pegamento.Tras un trabajo intensivo poco a poco el mueble iba cambiando de aspecto.
Cuando me puse con la parte superior de la alacena, hecho con tablas de madera de pino, ésta casi no se veía: varias capas de pintura, cemento y mucha suciedad la ocultaban. Probé a eliminar con la lijadora la porquería impregnada utilizando lija gruesa, pero fue en vano, ya que en pocos minutos aquello era mantequilla dura y la hoja de lija se llenó de grasa inutilizándola, así que no me quedaba otra que emplear el cepillo de carpintero para sacar rodajas y lascas de porquería hasta descubrir la madera. Pillarle el truco al cepillo costó, además del cepillar en sentido de la veta, había que dar de abajo arriba (o sea, imaginando al árbol plantado, tenía que cepillar en el sentido del pie a la copa), de esta forma el cepillo peinaba. Esta tarea, aparentemente fácil no lo era tanto, (al menos para mi escasa experiencia con la madera), con el hándicap que tenía a la hora de esquivar los clavos, la "no horizontalidad" de las lamas hacía que se escamara la madera, la suciedad me obligó a afilar la cuchilla muchas veces,....vamos, que me metí en una movida que requería paciencia. Me veía aprendiendo con la práctica y sin magisterio, aunque sin cegar en el intento de recuperar la pieza. 
La parte inferior del mueble está bastante deteriorada, el contrachapado está regular y se sostiene con un borde de latón que recuperaré en la medida de lo posible.


Sigo con la madera, esta vez para hacer unas pequeñas estanterías o repisas que irán a los lados del cuadro de las herramientas. Para ello elegimos unos palets finos. Vuelvo a repetir el proceso: desmontar palets, descartar las maderas dobladas, lijar las lamas,  medir, cortar, replantear el montaje y colocarlas. Aprovecho los tacos de los otros palets desmontados que tienen un sello y números grabados para que queden mas curiosas. Y finalmente refuerzo las baldas atornillando en la parte inferior con unos trozos de listón de grosor medio para darles mas consistencia.

Como nota curiosa en los tacos de muchos de los palets que he desmontado puede leerse en el sello Senasa (servicio nacional de sanidad y calidad agroalimentaria). Este sello nos dice que estas maderas han sido sometidas a un tratamiento fitosanitario. Estos tratamientos se hacen para  evitar la introducción de plagas asociadas a la madera, ya que los palets se emplean para el transporte internacional de productos vegetales, animales e industriales. Dependiendo del tratamiento al que han sido sometidas llevan una inicial u otra. Por ejemplo esta lleva HT, quiere decir que la madera ha sido sometida a un tratamiento térmico de 56ºC en el corazón de la madera durante media hora. La fabricación de este embalajes fue Perú y podría decir que ese número trece es de una fábrica de Lima. Esta normativa "anti plaga" comenzó en Australia, y tiene su lógica ya que este continente ha sufrido muchos estragos con invasiones de este estilo y que ha costado controlar, dado su singular ecosistema. 
Poder contar con maderas recicladas es un lujo y aprovechamos la oportunidad para seguir dándoles uso.


Mientras Nacho, sigue avanzando con el lavadero. Está a punto de caramelo.


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