jueves, 21 de noviembre de 2013

Brompton. La Pequeña de la casa ya tiene compañía (II)

Llegar a Barcelona con Trodo, el gato, equipaje y una Brompton ha sido y es, el inicio de una aventura más en la vida, que supongo se irá llenando de cosas poco a poco que serán recordadas y otras que pasarán más inadvertidas. Para ello, y como dije en el post anterior donde conté un poco como llegó la pequeña Brompton naranja y negra a casa más una pequeña aportación de los orígenes de la marca inglesa, en esta ocasión continuo con la historia. Veamos...

El primer planteamiento que tuve sobre nuestra movilidad barcelonil en bici parecía lógico y sugerente; si lo he hecho en Málaga, a pesar de las pocas facilidades que esta ciudad aporta a la hora de moverse en velocípedos, me preguntaba ¿porque no hacer lo mismo allí (o sea aquí, en Barcelona), si además la ciudad está más acondicionada para ello? Ante esta cuestión, la respuesta que florecía era: es aconsejable moverse en bici...
Hasta ahora, Mila para sus desplazamientos utiliza el servicio de Bicing combinándolo con otros medios de transporte público; con el regalo sorpresa que le llevaba, supuse que le iría mejor utilizar un medio propio y de esta manera no tener que estar pendiente del reloj ni de la disponibilidad de bicicletas estacionadas en las paradas de este servicio.

De seguido me cuestioné que habría que buscar una para mí. Llevarme la bonita Razesa era lioso, ya que aparecer en Barcelona como la Piquer me parecía excesivo (equipaje para una temporada indefinida, más dos bicis, un gato y servidora), por ello la solución era buscar otra bici, pero claro, que de éso no se enterara Mila. 
Puesta a barajar el tipo de bici, me centré en buscar una manejable, o sea una pareja a la Brompton. Y me puse manos a la obra. De hecho no tardé mucho en hacerlo, ya que para seguir el plan meditado, el tiempo corría en mi contra si trataba de localizarla en el mercado de segunda mano. La idiosincrasia de las Brompton de segunda mano suponía un pequeño handicap, ya que no suele haber muchas disponibles, y si aparece alguna vuela, sobre todo en Barcelona. Y más aún si la que pretendía buscar era una de 6 velocidades, para hacer la parejita. Comencé a probar en el foro brompton, durante unos días... y sonó la flauta cuando encontré a un chaval de Sant Cugat que puso en venta una. Indagué un poco viendo las fotos que había colgado y, aunque no tenía transportín, le envié un mensaje preguntándole por las condiciones en 
la que estaba y comentándole un poco mi movida, ya que aún estaba en Málaga y no podía verla in situ.
Semanas antes, Mila me comentó que, Cesc, un compañero de trabajo quería vender su bici. Ella andaba interesada en una. Desde aquí intenté distraerla un poco y que no tomara mucho interés en el asunto. Con ello intentaba que no se desvaneciera el plan que tenía preparado para regalarle la que llevaba, (claro está que hasta entonces ella  no sabía nada de la Brompton naranja). 
No fué muy fácil disuadirla ya que la conversación bromptoniana se repitió en varias ocasiones y no es para menos: tienes a un compañero de curro cerca contándote que vende una Brompton y quieres una, ¡¡menuda movida!!

De forma sutil, aproveché la ocasión para disolverle la cosa, en la medida que podía: aproveché un lance que me vino de perlas, en una de las charlas me comentó que el precio se le subía un poco de su tope preconcebido. Esta duda me tranquilizó un poco, no obstante el riesgo andaba ahí y mascaba sabor a inquietud: Si a servidora le da un subidón a Mila perfectamente le podía dar otro, ¿porqué no?

Apartando esas dudas, seguía cruzándome correos con el chico de Sant Cugat. Mientras me adentraba en otras conversaciones del Foro Brompton, sobre todo entre los consejos que daban a la hora de hacerse con una bici de este tipo y tal y tal,  me picó la curiosidad y miré el perfil del vendedor, era nuevo (al igual que yo) en el foro, casi diría que prácticamente se había dado de alta para venderla. 
Otro de mis handicaps para hacerme con la bici, era encontrar a alguien en la ciudad para verla, darle el visto bueno y guardarla hasta que llegara. En verdad era poco locura, porque no conozco a mucha gente y la que conozco no entiende de bicis. Meter en ese lío a mis colegas no fué fácil, no salió a la primera, ni a la primera más complementario, pero no desistí y por suerte Leli (atiborrada de curro por esas fechas) me ayudó notablemente y desde aquí le agradezco mucho como buscó un par de huecos de su tiempo para ayudarme.
Finalmente mantuve conversación telefónica con el chico del foro, hablamos para ir cerrando más el trato y coordinar el cómo lo hacíamos. Fué muy generoso por su parte estar dispuesto a desplazarse desde Sant Cugat a Barcelona para dejarle la Brompton a Leli, y cerrar la adquisición. Al anotar el nombre en mi agenda, me llamó la atención su nombre, Cesc. En Málaga obviamente no es un nombre muy común, por contra diría que aquí si lo es (más). Ni corta ni perezosa, hilando un poco fino, pensé en la coincidente curiosidad: dos Cesc vendiendo una Brompton y le pregunté por Whatsapp si tenía una compañera de curro que se llamara Mila... podría ser, me contestó (¿podría?). 
La causalidad hizo que ambos Cesc fueran la misma persona, que cosas. Luego le conté la movida, que la bici era para ella (con esta afirmación ya tenía Mila para elegir Brompton's, claro está) y que no le contara nada.


Las dudas de la compra a distancia, se relajaron considerablemente, había de por medio alguien conocido y eso nos dió margen para que Leli arañara de su agenda un poco de tiempo para verla y cerrar la operación.

Esta Brompton es un modelo posterior a la bicolor (la naranja y negra). El cuadro es negro satinado y el manillar de aluminio satinado también, el cambio interno es más moderno, las cubiertas Brompton de origen, lleva el sillín que aún Brompton sigue montando en sus bicis, como se aprecia en la foto la bicolor lleva modelo veterano sin el pentaclip, y pesa menos que la otra porque no cuenta con transportín. La Brompton de Cesc viene con un par de extras, la bomba de inflar, cuentakilómetros y un juego de luces.
La idea de regalarle a Mila la bici con el transportín era para que portara con más facilidad la mochila ó cualquier otro bulto que, en ocasiones, lleva para ir al trabajo, pero bueno ahora tiene una sorpresa doble para elegir. ¿por cual se decantará?



Tras llegar a Barcelona con toda la parafernalia y ubicarme en la nueva casa le dí a Mila su caja regalo.

En un par de días me acerqué hasta la oficina donde Leli me guardaba la segunda sorpresa, la Brompton negra.



Al verla, flipó, y más cuando le conté toooda la movida.

Ahora en casa ya hay dos bicis, que usaremos para rodar por la ciudad de Barcelona y alguna rutita que descubramos. Servidora la usará además, para adentrarse poco a poco en la ciudad, conocerla y como dije al principio darle vía libre a la aventura de la vida, siendo ésta una anécdota más, para recordar y disfrutar.

Ya están las dos bicis juntas...


Por cierto, la elegida de Mila es esta:



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