domingo, 8 de diciembre de 2013

Torrot infantil


Este es el estado en el que llegó a nuestras manos esta pequeña Torrot infantil. A pesar de la visión que reflejan las fotografías, su estado de conservación no es malo; tiene picados recuperables, marcas de uso en el cuadro y mucho polvo y grasa seca. Lo normal cuando una bicicleta, se pasa varios años -y más de un par de lustros en este caso- almacenada esperando que alguien vuelva a activarla.
Las bicicletas infantiles, nos suelen parecer simpáticas. Supongo que por esos recuerdos que emergen de pronto al verlas, y que nos remontan a un tiempo pasado, evocando un halo épico o romántico, según se mire, de andanzas pretéritas.

Bicis como este tipo no se fabrican actualmente, ya que la época en la que nos ha tocado vivir el usar y tirar parece ser el buque insignia del consumo. Los seres nostálgicos, quienes aprecian los productos bien fabricados, y quizá también, los amantes de lo retro -como se dice ahora a los que apreciamos aquello que no tiene obsolescencia programada- formamos parte de un colectivo que trata de romper la corriente consumista, (seamos conscientes o no de ello, todo sea dicho). Al fin y al cabo esta actitud hace valer aquello de la excepción confirma la regla.

Los primeros mimos

Después de darle un baño generoso de agua y detergente, emerge el estado de fondo y nos da la razón. El portabidón que tenía colocado ha dañado un poco las calcas, ya que estaba sujeto por una abrazadera que utilizan los de fontaneros, también se aprecia en la pipa de dirección la perdida total de pintura por algo que estuvo colocado, el pedal izquierdo no es original y las cubiertas Pirelli están quebradas, por lo demás se ve muy bien.

Después del baño
Así que la trasladaremos a Barcelona para terminar de rescatarla. 

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