Nos acercamos al invierno y estamos de regreso al Sur tras disfrutar del espectáculo del verdadero otoño con sus colores en Gasteiz, preciosa ciudad, aunque un poco fresca para gente acostumbrada a otras latitudes más sureñas. A estas alturas del calendario aquí aún gozamos de buena temperatura, por tanto vamos a aprovecharla para ocupar el patio de casa y a lanzarnos a decapar la Motoretta porque somos seres atrevidos (ya se sabe que la ignorancia y el atrevimiento unidos forman una masa explosiva).
Para despedirnos de ella le hacemos unas fotos, en un principio para ver las calcas, aunque sabíamos que ésas no eran las originales del modelo, pero al menos, dejamos testigo visual del color y brillo que tenía. Los coetáneos a la Motoretta recordamos que ésta tenía una marca tipo spray en la parte más cercana al eje de pedalier, siempre pintada en negra. Si no me falla la memoria, las primeras series de Motoretta se pintaron en blanco, verde, amarillo y rojo. A mi modo de ver las cosas, creo que fué el más aceptado, además, entre las supervivientes es de las que más se ve, ó puede ser que sea el color que más recuerdo. Este comentario está basado en las impresiones personales de la infancia de cada persona, claro.
El proceso es idéntico al que desarrollamos en el post del decapado de la BH-Gacela. Tras el retirar pinturas y descubrir los colores que aparecían en las distintas partes del cuadro, horquilla y portamantas, amarillo y azul respectivamente bajo el rojo, confirmamos también las sospechas del origen de distinta madre-bici. Del cuadro decapado no sacamos fotos... omisión.
Reposición de terminal con soldadura. |
Aun sin terminar. Dos colores |
Ya con los dos cuadros decapados -la Gacela ahí anda esperando- amortizamos el proceso que se nos viene encima: la imprimación.
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